lunes, 25 de octubre de 2010

Que coño....

No pana esto se me salio de las manos totalmente, no soy de las que se arrepiente de las cosas NO, o sea las cosas pasan y se hacen por algo, pero si hay una única cosa de la que me arrepiento es esta, y no sabes cuanto me arrepiento,siempre te hable del destino, siempre te dije que el se encargaría de decir si o no y tu siempre quisiste algo concreto, algo seguro y yo nunca me atreví, todo por mi maldito miedo. 4 años desde que te conocí, 4 años desde que me dijiste te adoro y te quiero en mi vida, 4 años desde que te rechace y seguiste insistiendo hasta cansarte, 4 años desde que cada mañana al verte me sonreías esperanzado como quien espera una respuesta afirmativa, día tras día durante 2 años fue lo mismo y no parecías perder la esperanza, hasta que ese día, nuestro último día te cansaste y dijiste no más y convertiste el que esperaba fuera uno de los días más significativos de mi vida por el que había esperado durante 11 años en un día tan gris y tan vacío, ese día cuando por fin decidiste negarme tu sonrisa y era lo que más necesitaba, pero aún en ese entonces nada me importaba y a pesar de todo me daba igual pero no, nuestro dichoso destino no funcionaba así.

Nunca logramos ponernos de acuerdo pero aún así los sentimientos estaban allí, intactos, un poco golpeados de tanto trajín pero siempre estuvieron; no importó Nueva York, no importaron los 2 meses de agonía y reproches internos, no importaron las lágrimas por la madrugada, las palabras que no debieron existir, tu odio, mi rechazo, absolutamente nada importo. Siempre estábamos allí aunque nada era igual, nos fuimos alejando hasta que ya nada importo y parecía el final de todo.Hasta hace más de un año éramos la sombra de lo que algún día pretendimos ser.

Yo jugué a querer a otros pero en el fondo seguías allí, sólo que nunca lo supe, te supiste esconder muy bien; tú mientras tanto al parecer si quisiste a unas cuantas y sé que hasta hace poco aún quedaba algo de ese amor que un día me tuviste.

Ahora me torturo viendo tu felicidad, me torturo viendo tu sonrisa y que ahora es de ella, siento que muero un poquito -por más exagerado que suene- cada vez que veo lo que un día quisiste tener y yo no te permití, me torturo queriéndote decir un hola que sé jamás vas a responder porque hasta eso deje ir, lo más irónico del asunto es que tu nueva felicidad tiene mi nombre pero no soy yo y no sabes cuantas veces me he preguntado que cosas pasaban por tu mente al conocerla, cuando la besaste por primera vez, cuando tomaste su mano al salir del cine, cuando le susurraste al oído te amo delante de tus amigos sin temor a parecer demasiado cursi, cuando miraste a sus ojos y viste que habías encontrado por fin la felicidad y la pregunta más importante que me hago es si pensaste o piensas en mi cada vez que la miras, o si al menos me recuerdas vagamente como aquella chica que te rompió el corazón y que hoy sufre y se arrepiente y pide con todas las fuerzas de su corazón devolver el tiempo.

No tienes ni idea de lo frustrante que es estar aquí y cerrar los ojos y pensarte a cada instante, y que en ese sueño que se repite cual canción rayada me dijeras te amo y me besaras sin reparo, sin temor, sin rencor ni odio, sin corazones rotos, ni heridas abiertas y ahora que lo pienso sólo ese sueño basto para traer de vuelta tantas recuerdos que creía sepultados y que me negaba a traer de vuelta.

Mi única y última esperanza la tengo puesta en el destino del que más de una vez hablamos y que esta vez nos jugó chueco, sólo espero que el destino esta vez no llegue demasiado tarde.

viernes, 22 de octubre de 2010

Canciones Vol.I

Escuchando una canción hace poco afirmé algo, y es que la canción es de esas canciones que te ponen de muy buen humor y te provocan bailar y además la letra es sincera, el coro de la misma dice algo como:

“Uhhh no quiero un hombre de cuentos, uhhh no busco a alguien perfecto uhhh
Quiero algo natural, alguien que sepa amar, que me intoxique con amor el cuerpo
Que me envicie con cada beso, me enamoré hasta los huesos…”


Al mismo tiempo la canción dice otras cosas totalmente reales, de esas situaciones que a veces suceden no? Pero lo que más me llamo la atención es el coro y es que por lo general idealizamos demasiado al amor, exigimos el cuento de hadas, el príncipe montado sobre el caballo con la espada bien alzada que te venga a rescatar de la maldad que te rodea y bla, bla, bla. Todo esto en parte gracias a Walt Disney por crearnos esas historias fantasiosas y una que va y se cree todo el cuento y se queda sentada esperando a tal príncipe. Pero la cosa no funciona así todos sabemos eso, nos ilusionamos pensando en esa historia de disney y cuando resulta todo lo contrario salimos bastante lastimados y venimos y hablamos pestes del amor; yo en lo particular me considero romántica hasta la médula, me flecho hasta del pajarito que se me cruza por delante, incluso me creo historias dignas de una película de la reconocida marca, casi siempre para más adelante inspirarme y escribir novelas o para material del blog, pero obviamente tengo muy claro que de ahí al amor hay un trecho suficientemente extenso.

La cuestión es que no necesitamos pedirle tanto al amor, él no es perfecto, los detalles son los que lo hacen perfecto, bueno casi perfecto porque desde mi perspectiva la perfección es un estado inalcanzable, entonces preocupémonos más por buscar detalles que por buscar el cuento.

Yo en lo particular buscaré a alguien que me intoxique el cuerpo con amor y me envicie con sus besos…

Bárbara Piñerúa

jueves, 21 de octubre de 2010

Conciencia

Hoy en una clase el profesor nos hizo una autoevaluación que estoy segura a mis compañeros no les dejo absolutamente nada, se miraban unos a los otros como intentando decir que el profesor estaba loco, lo cierto es que a mi me hizo pensar y ver las cosas con más claridad. El profesor realizó ciertas preguntas a modo de probar nuestros conocimientos de años anteriores, el punto que quería comprobar es si realmente llegábamos a aprender y a analizar todas aquellas nociones que nos habían dado, obviamente a más de uno ponchó; luego  le preguntaba a una chica si estaba estudiando lo que realmente quería y la chica contesto de forma negativa y aquí llegamos a la parte que me puso a pensar, el profesor cuestionó a la chica el porque no estaba realizando la carrera que realmente le gusta, a lo que la chica no pudo dar respuesta, y es aquí cuando surgió la primera interrogante ¿No quieres o no puedes?

Les voy a poner el ejemplo que nos puso el profesor: un niño de cinco años, no le gusta la comida, decide no comerla es válido y se le perdona porque es un chico, la decisión de no comer no le afectara a futuro pero la cosa cambia totalmente cuando ya somos grandes y se supone que tenemos sentido común, cuando somos “adultos” y tenemos raciocinio no podemos darnos el lujo de tomar decisiones deliberadamente porque lamentablemente nos afectara sea de forma positiva o negativa.

Siendo adultos las cosas comienzan a ponerse más complejas, comenzamos a decidir por necesidad y no por gusto, pero ojo siendo adultos no podemos decidir a la ligera, debemos decidir como adultos que supuestamente somos porque al fin y al cabo estamos decidiendo nuestro futuro. Muchas veces escogemos lo que tenemos porque nos toca casi de forma obligatoria pero seguramente no es lo que queremos, entonces es como vivir una vida prestada, ciertamente en ocasiones lo que tenemos es porque no los merecemos, ni modo, ¿pero la mayoría de las decisiones que tomamos lo hacemos pensando en nosotros o pensando en lo que la sociedad dirá? ¿Lo hacemos para ser felices nosotros o para hacer feliz a la familia, o a los vecinitos o a los amigos? Siempre estamos pendientes del que dirán pero nunca estamos pendientes de lo que nosotros mismos decimos. Es como cuando estamos buscando empleo, casi siempre lo hacemos por la necesidad del dinero, casi nunca nos gusta el empleo, Entonces si escogemos algo para hacer felices a los demás nos merecemos lo que tenemos, porque no buscamos más allá de lo que los hace felices a ellos, es decir estamos viviendo una vida por ellos; es muy fácil decir que no tienes lo que quieres porque lo que te rodea no te lo permite, pero realmente tú te estás esforzando para obtener “eso”.

Yo sinceramente creo que cada quién tiene lo que se merece, porque si no te estás esforzando, y no estás tomando decisiones adultas que te lleven a los que quieres no puedes pretender que las cosas caigan del cielo, no tenemos cinco años para decir que no queremos tal o cual cosa, debemos decidir para que otros no decidan por ti.

Finalmente cierro con un par de preguntas:
¿Estás tomando decisiones adultas que te lleven a lo que quieres?
¿Eres feliz con las decisiones que tomas o estás haciendo felices a los demás?

Quizás lo que tengamos no sea perfecto para los demás, pero si nos hace felices sin duda alguna es perfecto para nosotros. #BPQ

Bárbara Piñerúa.