Me gusta el olor a vainilla, a cereza y los olores cítricos.
Me gusta cuando los pasos de baile me salen rapidito.
Me gustan los días soleados con un cielo tan azul que te dan ganas de sonreír con amplitud.
Me gustan los domingos de películas, los sábados de escritura y los viernes de vino.
Me gusta hacer sonreír y que me hagan sonreír.
Me gustan las canciones con nombre y apellido y su respectiva cédula de identidad.
Me gustan las miradas que expresan más que una simple palabra.
Me gusta el olor a tierra húmeda y el rocío en las hojas verdes.
Me gustan los suspiros que se escapan de mi, como aves volando a su nido.
Me gusta la forma en que tu mano y la mía se acoplan perfectamente.
Me gusta escribir como forma de drenaje de emociones y sentimientos.
Me gusta que las palabras tengan dueño y que las oraciones sean libres.
Me gusta que los sueños sean tan reales que provoque dormir todo el día.
Me gusta saltar en los charquitos de agua que se forman por la lluvia, claro está cuando ando con tennis.
Me gustan los hoyelos que se forman en tus mejillas cuando ríes.
Me gusta el aroma de tus abrazos, y el sabor de tus besos.
Me gustan las caricias suaves que hacen erizar la piel y los sentimientos.
Me gustan las tardes de té y de lectura.
Me gustan las noches de luna llena que me recuerdan que en algún lugar tú podrías estar pensando en mi, de la misma forma en la que yo pienso en ti.
Me gusta ser la dueña de tus sonrisas.
Me gusta que te guste hacer lo que haces.
Me gusta el chocolate, pero más me gusta el vino.
Me gusta la pizza, las hamburguesas y todas las calorías que ellas incluyen.
Me gusta que me roben sonrisas, así como besos y abrazos.
Me gusta ser tal como soy, con mis altos y bajos, mi llanto y mi risa, mi locura y mi serenidad.
Me gusta creer que todo es posible así el destino diga lo contrario.
Me gusta todo sobretodo eso que llaman nada.