Hace dos noches en una de mis chispazos intensos nocturnos estuve cavilando acerca de mi 2010 y debo decir que hasta ahora ha sido el año más… singular. Fueron muchos los acontecimientos y anécdotas que le robo al 2010, son muchas las experiencias tanto buenas como malas que me deja este año, unas cuantas cicatrices, galones y galones de lágrimas, un cargamento interminable de risas, miradas sin dueño y con dueño también, suspiros con nombres y apellidos, sonrisas con dedicatoria, unas ganas tremendas de devolver el tiempo y enmendar los errores del pasado para darle oportunidad al destino, ese que al parecer se olvidó de mi.
Me dejó aprendizajes y unas cuantas lecciones que espero no repetir nunca más, me dejó enemistad, rencor y traición pero también me dejó alegría, felicidad y cariño verdadero. Me enseñó que las cosas tienen un por qué y una razón de ser, no pasan porque sí, que es necesario vivir las cosas y no experimentar a través de terceros así el trancazo duela más de lo esperado y los consejos de tus dos mejores amigos queden sepultados en el más profundo, recóndito e insondable rincón de tu almohada.
Me enseñó que palabras no necesariamente significan hechos, que la lucha entre el corazón y la razón será eterna y que una mirada puede tener mil significados distintos. Me trajo emociones gigantescas y hasta el año pasado inimaginables, me dejó las ganas de hacer del 2011 un año distinto, de hacer las cosas con más ánimo y de no permitir intervenciones de terceros.
Y es que el 2010 me enseñó que las mejores cosas son improvisadas, los mejores momentos aquellos que suceden de forma inesperada, que los mejores besos son robados, las mejores caricias aquellas suavecitas que te erizan la piel, las mejores miradas aquellas picaras y enigmáticas que te seducen, los mejores abrazos esos en los que te apretujan como si fuese el último que te darán, y las mejores sonrisas son esas que llegan hasta tus ojos y que se iluminan con su brillo natural. Y es que como me dijo un amigo una vez nada es planeado en la vida quizás imaginado pero no planeado, eso hace de lo espontáneo algo adorable y que nos llena de recuerdos únicos, que jamás se podrán borrar de nuestra memoria.
Bye bye 2010,gracias por tantos momentos pero es hora de que cojas tus maletas y partas con tus amigos, las navidades pasadas, prometo no llorar porque no hay motivos para hacerlo, al contrario tengo una enorme sonrisa y estoy esperando a tucompañero el 2011,porque es el año de las afirmaciones y materializaciones. Te recordaré como el año de las nuevas experiencias, l a idea de comenzar este año de afirmaciones es con organización, disciplina y mucho optimismo.
Y citando a ViniloVersus: Si pensaste que podías sólo porque querías pues te informo que si puedes pero sólo si quieres, este año es para poder y querer.